¡Ay de esas personas que ya tenías arraigadas en tu vida!
Todas, tarde o temprano, acaban por irse, dejando un
vacío increíble, un vacío que no puedes comparar a ninguna otra cosa.
De repente darías cualquier cosa por volver a oír hasta
aquellas expresiones manidas de tanto uso, aquellas bromas y chistes que ya
odiabas de tanto escucharlas.
De repente, sin darte cuenta, esa tierra vacía que dejan
esas grandes raíces, tan arraigadas en ti, se van llenando poco a poco de
nuevos amigos, de nuevas parejas, nuevos amantes. Y una por fin aprende que,
para que entre algo nuevo y bueno, en tu vida, que te llene, que realmente te
haga feliz, deber antes arrancar las malas hierbas.
Quitar poco a poco esas cosas que te sobran, hacer hueco
en los armarios y en las estanterías de tu vida, para dejar espacio a nuevos
libros y nueva ropa.
Nuevas historias, nuevos estilos, nuevos caminos por
descubrir… Y dejando atrás los lastres, sin remordimientos, alegremente, aceptando
el pasado, podemos hacer que esos libros que dejamos, esa ropa que ya no nos
ponemos, no estén nunca en mal estado, y que otras personas que vengan después
de ti puedan disfrutarlas.
Que cuenten anécdotas sobre ti con amigos y con sus
futuras parejas sobre cosas que habéis hecho, que habéis dicho, que habéis
vivido. Por eso, si lees esto y te sientes identificado, consuélate pensado que
lo malo de encontrar al amor de tu vida es lo bien que te lo pasas buscándolo
Esta muy bien aprender estas cosas. Denotan madurez. La vida es un continuo aprendizaje. Besos. S.
ResponderEliminarVales tu peso en oro
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