Ayer acabó por fin lo que yo llamo “Semana negra de
Elouan” o también “Fuking black week”. ¡But the fucking black week is over now!
Y es que desde el lunes pasado no han parado de ocurrirme
pequeñas “desgracias” encadenadas unas a otras, formando bolas y atragantándose,
luchando por ver quién me jode más; compitiendo por la medalla de oro en el
certamen “Yo le amargué la vida Elouan”. Pero pobrecitas, no hicieron ni podio.
Conmigo no puede nadie. (Sí, soy una exagerada de libro, lo sé, pero es que soy
gaditana ¿Qué esperabas? Lo llevo en la sangre.)
A lo largo de esta semana:
-La facultad ha anulado mi matrícula, así, porque sí. Al
final resultó ser un error de secretaría. (Uno de tantos, pero al parecer este
año se están cebando conmigo que da gusto) Y claro, lidia con secretaría… lidia
con el banco… lidia con un padre cabreado en modo “furia berséker” amenazando
con hacerte regresar a casa si no solucionas todo “para ayer”…
- Me llamó la policía el viernes por la tarde-noche para
hacerme saber que tenían en comisaría mi DNI y mi tarjeta de SeVici. Y yo digo
¿Cuándo me han robado la cartera? ¿Por qué sólo aparecen estas dos tarjetas? Es
una putada, porque hacía dos días escasos que recogí del banco mi tarjeta
bancaria (un cajero se la había tragado y tuve que solicitar un duplicado)
- Mi cámara de fotos ha desaparecido. La que me compré en
París durante el erasmus. Sí, la que tiene un valor emocional incalculable. La
marrón. Esa misma. No sé si tiene que ver con el robo misterioso de la cartera,
no sé si se me ha perdido o me la he dejado en casa de algún amigo. La cuestión
es que no está, y sin mi cámara se frenan drásticamente mis dos proyectos, que
había empezado apenas dos días antes.
Resumiendo. Nunca antes había dicho con tantas ganas ¡YA
ES LUNES! ¡Comienza una nueva y mejor semana!
Eres la bomba
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