lunes, 9 de enero de 2012

La shisha, mi historia.

No me considero una persona fumadora; de hecho detesto el tabaco. Deja mal olor en las manos y las pocas veces que le he dado una calada “por probar” he acabado tosiendo y con un mal sabor de boca.

La primera vez que lo hice tenía ocho años.
Mi madre estaba secándome el pelo, o ayudando a ponerme el pijama, ahora no recuerdo. Sonó el teléfono, y dejó un cigarro que acababa de encender en el cuarto de baño. Picada por la curiosidad me acerqué despacio y lo tomé con dos dedos, como había visto hacer a los mayores, inspiré a través de la boquilla. Maldita curiosidad. Lo dejé caer al suelo de la impresión.
Sin dejar de toser, recogí lo más rápido que pude el cigarrillo y lo dejé donde estaba. Bebí un poco de agua del grifo y disimulé lo mejor que pude. La boca me sabía raro y me ardía el pecho. Desde ese momento me prometí no volver a fumar nunca.

He cumplido mi promesa a medias, porque, a pesar de no querer ver el tabaco ni de lejos, no le hago ascos a una shisha. Y si está preparada en condiciones, mejor que mejor. Me gustaría poder decir que nunca le he hecho ascos a una, pero eso tampoco es cierto:
En una ocasión, un chico con el que salía a los 16 años me ofreció en una tetería tomar una shisha a medias con él. Me negué rotundamente, pero igualmente se la pidió (pagamos a medias) y se la fumó entera él solito, no sin antes obligarme a darle una calada. Quizá porque en esa ocasión la tomé casi obligada ya iba mentalmente predispuesta a no disfrutar, a que no me gustara. Odiaba cuando me imponía algo o cuando intentaba corregir las cosas mías que no le gustaban. Afortunadamente no duramos mucho. Es más, encima tengo que agradecerle que, desde que salí con él, busco un hombre que me acepte tal y como soy, con mis defectos y mis defectos. En fin, a lo que iba: también hay que añadir la reticencia normal de una persona que veía una shisha por primera vez y que no sabía cómo funcionaba aquello o si tenía efectos secundarios raros. “Si aspiro por la manguera… ¿Cómo es que suenan burbujitas como si estuviera soplando?” Ah, dulce inocencia la mía. Era una shisha de manzana con un toque de regaliz, todo un clásico en las teterías árabes.

El tiempo pasó y unos años más tarde, el 20 de Diciembre de 2007, quedé con un amigo de la facultad para tomar algo. Fue un día memorable por muchos factores. Recuerdo que me llevó a una tetería, tomamos sendos tés y él sugirió pedir también una shisha. Fingiendo haber fumado con anterioridad, accedí (no sé por qué lo hice) y, ahora sí, le de mi primera calada a una shisha de tutti-frutti. Sin nadie que me obligara a ello, sin presión, sin agobios por devolver la manguera. Mi primera shisha fue un acto bellísimo de compañerismo.
Quizá estoy exagerando un poco, pero lo cierto es que a raíz de ahí comencé a investigar en internet y tras las vacaciones de navidad y el periodo de exámenes, me compré una pequeñita, verde, con dos paquetes de tabaco y un tubo de carbón. ¡Qué buenos momentos me proporcionó! Lo que sí es cierto es que fumaba menos que ahora. Antes me preparaba una cada dos semanas, aproximadamente, sin embargo hoy fumo cada tres o cuatro días.

 Mi primera shisha comprada, el día que la estrené.

Me gusta acompañar la shisha con té verde o negro según mi estado de ánimo o el momento del día. Además, leer un buen libro mientras fumas puede resultar una experiencia de lo más gratificante. Tiene que ser una lectura por placer, no literatura de la que me obligan a leer en clase (La única excepción fue “La Celestina” mientras tomaba té verde con pétalos de cerezo y fumaba una shisha de cereza.) Y si sumamos que afuera esté lloviendo, mejor que mejor.


Con este texto no pretendo, ni mucho menos, incitar a fumar en shisha. Simplemente cuento mi experiencia.  Cada uno es libre de sus actos y yo recomiendo, si no has fumado nunca, que no fumes.

7 comentarios:

  1. ¿Como esta tu tio? muerto?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anda que hay que ser hijo de puta para reirse de esas cosas. A ver si tienes cojones y dices quien eres, imbécil.

      Eliminar
  2. ¿como esta tu abuela? viva?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimos que se esconden bajo el anonimato, ni merece la pena hacerles caso. Borra el mensaje y punto.

      Eliminar
  3. "Anónimos se esconden bajo el anonimato" NO PUEDE SER! Jura!
    ¿como esta tu madre? obesa?

    ResponderEliminar
  4. Gilipollas!! Muerto deberías estar tu!! Maldito infeliz acojonado de mierda...

    ResponderEliminar
  5. Se ha montado la gorda aquí.

    ResponderEliminar